No sé si les ha pasado que cuando llegan en una parte del juego y este le cuesta pasarlo. Simplemente, llega un momento en que deja de ser entretenido y pasa a ser fustratente. Nada más, le dan ganas de abandonar el juego.
Esta es una historia que me está pasando con Catherine, y ya me ha pasado con muchos otros juegos. Uno cruza la delgada línea donde deja de ser entretenido y pasa a ser fustrante. Nada más se quiere dejar el juego en el pasado
El reto
Uno de las virtudes que me han enseñado los videojuegos es la perseverancia. El no rendirse, lo espera una mayor gratificación cuando se logra resolver ese momento que es el causante de la fustración.
Eventualmente uno lo va a lograr, nada más es seguir para delante, intentar e intentar hasta lograrlos. Y trata de aferrarse a lo que a uno le gustó del juego.
En este tipo de situaciones cuando uno se vuelve más metódico, ya se por, leer lo que pasan en la pantalla o calcular el tiempo o algún otro factor donde uno pueda ver la ventana de oportunidad para lograr la meta. Uno logra resolver el problema que lo tiene uno atrapado en primer lugar.
Ahora hay una gran variedad de dificultades en los videojuegos. Y algunos tienen dificultad dinámicas, es decir, que en dado momento después de perder un montón de veces, el juego se hace más simple para que el jugador no llegue a fustrarse.
El tiempo
Es otro de los factores que le pueden ayudar a pasar esta situación. Es decir, a veces uno necesita alejarse el juego y verlo con otros ojos, para cuando uno vuelve, ya tenga una idea más fresca de como resolverlo.
Esto es lo que funciona más para mi. Por que, después de un tiempo uno ve la solución del problema de una manera más simple. Y siempre hay que tomar en cuenta que la solución más simple, usualmente es la correcta.
