jueves, 27 de diciembre de 2012

Primeras impresiones: Hell Yeah!


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precio: $7.49
metascore: 62
tiempo de juego: 3.8

Lo primero que me trajo a la niñez es el logo de SEGA, me acuerda cuando yo tenía esa consola y el montón de cosas que pasé con ella. Es un juego de plataforma animado en 2D. Donde uno usa a un conejo que es el príncipe del inframundo que quiere vengarse de su súbitos y conseguir unas fotos que le tomaron en la bañera con un pato de juguete. 

El conejo tiene dos modalidades, primero cuando está sin vehículo que lo único que hace es un salto doble y también brincar de pared en pared si están muy cercas. Luego cuando él anda en el vehículo que es como una sierra circular y él en el medio utiliza armas con municiones ilimitadas pero con la desventaja de que se calientan. Uno puede comprar más armas en el juego y también actualizarlas como también comprar diferentes diseños para que use en la cabeza o en la cierra en una tienda (peculiar y graciosa con el robot que la atiende). 

La función del juego es derrotar a enemigos especiales en cada pantalla para pasar a otro segmento de la pantalla y luego matar a un jefe de nivel. Para ello, algunos se debilitan o se hace situaciones especiales y luego viene un minijuego donde se presiona botones en secuencial o más rápido o se algo especial y hay una muerte especial de ese enemigo. Cada uno de ellos que es derrotado se manda a una isla donde uno los pone a trabajar en la mansión, puerto, fábrica o en la mina para conseguir aumentos de vida, dinero, items especiales. Es aparte del juego (se accesa desde el menú principal). En momentos los sirvientes o están tristes o agresivos entonces uno los manda al spa o a la cárcel para que puedan continuar. 

El sistema de plataforma es simple, uno tiene que evitar picos para no morir instantáneamente (posee una barra de vida) y también evitar ser aplastados  uno con la cierra puede destruir muros especiales, pero hay unos que uno ocupa una actualización que se dan por pantallas. 

No es el mejor juego de plataforma pero por lo menos se deja jugar.